El Aikido es un arte marcial accesible que no requiere ninguna fuerza física especial ni ninguna habilidad específica, por lo que hace que sea asequible a cualquier persona independientemente de su género, sexo o edad. Centrándonos en este último aspecto, podríamos preguntarnos “¿Es posible la práctica del Aikido en la infancia?” La respuesta es sí, ya que en esta práctica se integran todos los aspectos esenciales presentes en el desarrollo evolutivo de los niños y niñas.
La práctica del Aikido ayuda a los infantes a explorar sus capacidades físicas, atendiendo a su propio esquema corporal y sus limitaciones fomentando de esta manera su aprendizaje motriz. A través de las diferentes técnicas se invita a trabajar aspectos como: la lateralidad, la velocidad y la resistencia, el equilibrio, la coordinación, la percepción espacio-temporal, etc. Por lo que a nivel motor es una actividad más que completa que contribuye al buen desarrollo de los niños y niñas.
En cuanto a los beneficios que aporta el Aikido a nivel cognitivo y emocional en estas edades, son muchos y abarcan diferentes aspectos como; la concentración, la constancia, el respeto a sí mismo y a los demás (ya que se trabaja de manera cooperativa), fomenta la curiosidad ante nuevas situaciones por lo que invita a explorar, investigar y a que haya una disposición al cambio. Además, aumenta la autoestima, puesto que los niños y niñas son capaces de resolver situaciones o conflictos de manera no agresiva y sin utilizar la fuerza, lo cual les aporta seguridad, aparte de ayudarles a canalizar la fuerza, la energía y la ansiedad. Es importante destacar, en este sentido, el aprendizaje de la disciplina, con la cual los niños y niñas serán capaces de llevar a cabo un autocontrol y de tomar decisiones por sí mismos.
Por lo que respecta al desarrollo social, como ya hemos comentado, el Aikido promueve el trabajo cooperativo, puesto que es necesaria la colaboración del uke para llevar a cabo la práctica, por lo que se fomenta la colaboración, la cooperación, la comunicación y la solidaridad. Así mismo, al no ser una práctica competitiva, nadie queda excluido, de esta manera se facilita el encuentro con los otros y desaparece la preocupación por ganar o perder, de forma que el interés se centra en la propia práctica.
Hay que tener en cuenta que en edades tempranas los aprendizajes son asimilados a través del juego, por lo que es importante que la práctica se lleve a cabo como tal, es decir de manera lúdica y dinámica, donde los niños y niñas puedan divertirse aprendiendo en un ambiente enriquecedor de confianza y seguridad.
En resumen, el Aikido es una práctica idónea para los más pequeños/as ya que implica todo tipo de beneficios en los diferentes aspectos del desarrollo evolutivo de la infancia.
Crédito fotográfico
Las fotos fueron tomadas por Florence Labasque. Se corresponden al Seminario Conmemorativo del 50 Aniversario de la introducción de Aikido en España por Yasunari Kitaura Shihan.
Los comentarios están cerrados